domingo, 27 de febrero de 2011

Discurso del Presidente podría traer frustraciones



El único tema seguro, junto a la rendición de cuentas, es el Metro de Santo Domingo, además de justificar las medidas económicas de su gobierno
26 Febrero 2011, 9:31 PM
Falsas expectativas
Discurso del Presidente podría traer frustraciones

La undécima comparecencia del Presidente  Leonel Fernández a rendir cuentas  ante la reunión conjunta de  las cámaras legislativas ha generado  expectativas  que nada tienen que ver con la prescripción  constitucional que ordena  al jefe del Poder Ejecutivo informar lo que ha hecho en los últimos  doce meses de su gestión, sobre todo en el uso de los fondos públicos.
 Medios de comunicación, dirigentes sociales y líderes religiosos han  expresado sus esperanzas  de que Fernández  defina cuestiones pendientes, como cambiar el rumbo del gobierno, poner fin a la ostensible corrupción que se observa al gobierno y definir cuestiones de carácter político, como la controversial promoción de su repostulación para los comicios de 2012, a contrapelo de  la Constitución.
Nunca, como ahora, el gobernante peledeísta habrá disfrutado tan plenamente la actitud  de la sociedad civil en torno  a su disertación, ya que  el mandatario   se solaza  en el misterio y en ver a la gente interpretando sus acciones, como fue práctica habitual del presidente Joaquín Balaguer, quien ha devenido  en paradigma del doctor Fernández.
Quienes se forjan ilusiones con la disertación  de hoy de  Fernández,  estarán partiendo de que es tradición dominicana que  el 27 de febrero  de cada año, además de satisfacer el precepto constitucional,  el Presidente se sirva de ese espacio  para   justificar o defender  hechos consumados de su administración o proyecte visiones anticipadas de acciones que contempla emprender.
El Presidente  de la República –llámese Balaguer, Guzmán, Jorge,  Mejía o Fernández-  además de cumplir el requisito institucional de rendir cuentas ante  el principal Poder del Estado, el Legislativo, ha usado la ocasión para refutar críticas sobre su gestión, resaltar logros y anunciar planes inmediatos, ya fueren de gestión pública o puramente políticos.
Primera Constitución
La obligatoriedad de  que el Presidente rinda cuentas ante el Congreso Nacional cada año es tan vieja como la República,  pues figura en la primera versión de la Constitución, firmada en noviembre de 1844, y ha permanecido  en ella a pesar de las 39  ocasiones en  que la Carta ha sido alterada, enmendada  o remendada.
Al citar  las atribuciones del Presidente de la República, el artículo 102 de nuestra primera Constitución expresa:  “A la apertura  de cada sesión legislativa, dar cuenta por escrito a los Cuerpos Colegisladores de su administración durante el año expirado, y presentar la situación interior y exterior de la República en los diversos ramos”. (Inciso décimo).
 En la Constitución actual, proclamada el 26 enero 2010, esa disposición ha sido registrada en el artículo 128, numeral dos, letra efe en los siguientes  términos: “Depositar ante el Congreso Nacional, al iniciarse la primera legislatura ordinaria  el 27 de febrero de cada año,  las memorias de los ministerios y rendir cuenta de su administración del año anterior”.
Después de Trujillo
El Presidente Juan Bosch juró en febrero de 1963 y aunque no le permitieron cumplir un año en el solio presidencial,  la memora de su gestión repercute en la conciencia nacional. Fue suplantado por gobernantes inicuos  que no tenían congreso ante el cual presentar informes, pues la rendición de cuentas es  propia de la democracia.
 En 1978, el Presidente Joaquín Balaguer acudió al salón de la Asamblea Nacional en cumplimiento del artículo 55,  inciso 22,  de la entonces  Carta Magna. “Es la última vez –dijo-  dentro  del actual período constitucional que rindo cuentas de la labor del gobierno que presido  ante la voluntad, soberanamente representada por estas Cámaras  Legislativas”.  Explicó que el informe de ese momento abarcaba tres períodos constitucionales.
 Cuando entró en detalles  se permitió afirmar que su gobierno  había construido  más obras públicas “que todos los gobiernos que el país ha tenido desde el que presidió ese formidable constructor  de los días de la colonia que se llamó Frey Nicolás de Ovando hasta  el que surgió de la intervención  militar extranjera que puso fin a la última  de nuestras contiendas civiles”.
Un año después correspondería,  el protagonismo al Presidente Antonio Guzmán, quien junto al informe de sus primeros  cinco meses de labor. Al respecto dijo: “El 1978 no podía ser  un año ni política ni económicamente normal”.
  El Presidente Salvador Jorge Blanco cuando acudió por primera vez, en 1983,  inició con que 1982 fue un año difícil para República Dominicana y citó entre otros factores la economía, la muerte del presidente Guzmán y el aumento de precios de nuestros productos de importación.
 “Lo peor aún está por venir”, advirtió el  Presidente  durante su disertación de febrero de 1984, en la misma que se refirió a la crisis económica de 1983,  que defendió los acuerdos con el FMI y relacionó la situación económica local con la crisis mundial de la economía.
Cuando acudió por primera vez a la cita  con el Congreso Nacional, el Presidente Hipólito Mejía desarrolló su discurso en torno al tema  financiero.  Acusó a los funcionarios del gobierno saliente de borrar los documentos que apoyaron el informe  del manejo  de la economía,stración.
Fernández y sus circunstancias
En su primera exposición  ante la sesión conjunta de las cámaras. Fernández habló en medio de rumores sobre cierre de la frontera y una cadena de acciones en torno a los ciudadanos haitianos establecidos aquí. 
Hubo de defender el derecho del gobierno a deportar extranjeros y dijo que los haitianos extrañados del territorio nacional eran los ilegales. El embajador haitiano no asistió a la ceremonia
Iniciado su segundo período  en 2004, Leonel  Fernández se acogió al mandato constitucional en febrero de 2005 y para entonces ya llevaba el metro en el corazón. Pidió a la nación no dejarse atemorizar  por los que se oponen a este proyecto. Pero las circunstancias, como siempre,  lo llevaron a hablar de sus planes contra la delincuencia: “No escatimaremos esfuerzos  para pulverizar el crimen”.
Luego se ha referido al metro en cada comparecencia ante las cámaras legislativas, para justificarlo, defenderlo e invitar a un paseo por el mismo. Fernández  ha introducido  elementos tecnológicos, propios de la multimedia  y tiene en su haber  la formulación  del primer chiste en ese ámbito tan formal. 
 Fernández invitó a los congresistas a  dar un paseo en el metro,  para febrero de 2008, con la advertencia  de que no se puede entrar a la flamante máquina móvil llevando chicharrones
 En cada intervención del  Presidente Fernández  en los  últimos seis informes ante el Congreso,  además de los asuntos   impuestos por las circunstancias, el gobernante mencionó en forma decidida y vehemente el metro que se construye en Santo Domingo.
La de hoy no será excepción, pero es deseable que quienes han cifrado  esperanzas en el discurso que dirá hoy  el mandatario sufran frustraciones.
Un apunte
Cada uno en  su circunstancia
Cada 27 de febrero el Presidente deposita documentos, anuncia decisiones, defiende políticas y promete acciones a emprender.
La de hoy es la ocasión número 11 de Leonel Fernández, mientras Joaquín Balaguer lo hizo 22 veces, desde 1967, y Juan Bosch no pudo hacerlo nunca.

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