30 Abril 2011, 9:05 PM
Los trabajadores
Hoy se conmemora el Día Internacional del Trabajo, que recuerda a los Mártires de Chicago, obreros ejecutados en 1887 por promover una huelga que inició el 1ero. de mayo de 1886 en demanda de la reducción de la jornada laboral a ocho horas diarias, efeméride secular que sorprende a los obreros dominicanos en situación económica y social calamitosa a causa de una inflación que tritura al salario.
En economías frágiles como la dominicana, caracterizadas por altas tasas de desocupación, obtener y preservar un empleo constituye una especie de privilegio, aunque por esa misma causa el salario mantiene condición de deprimido y en la mayoría de los casos, su monto real literalmente no alcanza ni para una tizana.
En cifras frías, la tasa de desempleo ronda el 15 por ciento, pero más de 70 por ciento de las plazas de trabajo corresponden a la economía informal, cuyos nichos de ocupación laboral desaparecen como agua entre las manos.
La conmemoración hoy del Primero de Mayo no encuentra en los trabajadores motivo de festejo, pues en la víspera se rompió el diálogo que el movimiento sindical sostenía con representantes patronales en procura de un aumento general de salarios en el sector productivo privado.
Una cuestionable conducta de soberbia e irracionalidad ha sido el regalo otorgado hoy a la clase obrera por centrales sindicales y entidades patronales que no expresan mínima voluntad en las negociaciones en torno a salario mínimo y aumento general de sueldos por acercar lo posible a lo ideal.
Mientras tanto, el desempleo crece y el salario real se deteriora a merced del huracán de una inflación acumulada que eleva por las nubes el costo de la canasta familiar básica, lo que significa mayor marginalidad y drástica reducción en la ya precaria calidad de vida.
El Gobierno está en obligación de auspiciar un drástico viraje en políticas económicas y sociales excluyentes a los fines de aplicar programas que promuevan empleo digno y la inclusión de los trabajadores y sus familias en los ámbitos del desarrollo mediante el pleno disfrute de su derecho a vivienda, salud, alimentación, transporte, educación y seguridad ciudadana.
Al conmemorarse hoy el Día Internacional del Trabajo, los votos de felicitación y reconocimiento van dirigidos a esa legión de hombres y mujeres que con su fuerza laboral construyen el edificio que ha de alojar a una auténtica y justa sociedad de valores. ¡Que vivan los trabajadores!
En economías frágiles como la dominicana, caracterizadas por altas tasas de desocupación, obtener y preservar un empleo constituye una especie de privilegio, aunque por esa misma causa el salario mantiene condición de deprimido y en la mayoría de los casos, su monto real literalmente no alcanza ni para una tizana.
En cifras frías, la tasa de desempleo ronda el 15 por ciento, pero más de 70 por ciento de las plazas de trabajo corresponden a la economía informal, cuyos nichos de ocupación laboral desaparecen como agua entre las manos.
La conmemoración hoy del Primero de Mayo no encuentra en los trabajadores motivo de festejo, pues en la víspera se rompió el diálogo que el movimiento sindical sostenía con representantes patronales en procura de un aumento general de salarios en el sector productivo privado.
Una cuestionable conducta de soberbia e irracionalidad ha sido el regalo otorgado hoy a la clase obrera por centrales sindicales y entidades patronales que no expresan mínima voluntad en las negociaciones en torno a salario mínimo y aumento general de sueldos por acercar lo posible a lo ideal.
Mientras tanto, el desempleo crece y el salario real se deteriora a merced del huracán de una inflación acumulada que eleva por las nubes el costo de la canasta familiar básica, lo que significa mayor marginalidad y drástica reducción en la ya precaria calidad de vida.
El Gobierno está en obligación de auspiciar un drástico viraje en políticas económicas y sociales excluyentes a los fines de aplicar programas que promuevan empleo digno y la inclusión de los trabajadores y sus familias en los ámbitos del desarrollo mediante el pleno disfrute de su derecho a vivienda, salud, alimentación, transporte, educación y seguridad ciudadana.
Al conmemorarse hoy el Día Internacional del Trabajo, los votos de felicitación y reconocimiento van dirigidos a esa legión de hombres y mujeres que con su fuerza laboral construyen el edificio que ha de alojar a una auténtica y justa sociedad de valores. ¡Que vivan los trabajadores!
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